La Córdoba Islámica

 

La historia de la Córdoba islámica, de Qurtuba, es la historia de sus emires, de sus califas; es la historia de sus edificios más emblemáticos, de sus calles, de sus gentes, de sus médicos, de sus científicos, de sus filósofos. Es, en definitiva, la historia de cinco siglos en los que la ciudad, como el resto de al-Andalus, conoció a los clásicos gracias al Renacimiento precoz promovido por el Islam en la Península Ibérica.

Esta larga etapa histórica, que va desde mediados el año 711 hasta el 1236, marcó sin duda el pasado y el presente de una ciudad, Qurtuba, erigida por algunos como paradigma de la convivencia intercultural. El concepto de la ciudad de las “Tres Culturas” ha sido cuestionado por otros, opuestos a la idealización de una teórica convivencia pacífica. Lo cierto es que durante los años de poder islámico en Córdoba compartieron espacio musulmanes, judíos y cristianos, aunque las diferencias sociales e incluso jurídicas de esos tres grupos fueron importantes.

En cualquier caso, sobre la importancia que llegó a tener Qurtuba escribieron muchos de los intelectuales de la época y no sólo procedentes de al-Andalus. Viajeros del siglo X, como la monja alemana Roswita von Ganderheim, loaron su magnificencia, al afirmar de la ciudad que era “la Joya brillante del mundo, ciudad nueva y magnífica, orgullosa de su fuerza, celebrada por sus delicias, resplandeciente por la plena posesión de todos los bienes”

Pero sea como fuere, el pasado islámico de la ciudad de Córdoba es sin duda uno de los aspectos más popularmente conocidos de la capital. La permanencia del buque insignia del patrimonio cordobés, la Mezquita Aljama, ha permitido mantener en la memoria de los cordobeses su pasado árabe a lo largo de los siglos y en el saber popular permanece la síntesis de esa historia.

La actual Córdoba se convirtió en Qurtuba a principios del siglo VIII cuando la entrada de tropas procedentes del norte de África hacen efectiva la llegada de los musulmanes al poder, tras atravesar el Estrecho de Gibraltar, alcanzar Cádiz, primero, y a la vieja Corduba, después, en el año 711. A partir de entonces, la ciudad iniciaría una de sus etapas históricas más gloriosas, recuperando su protagonismo y su hegemonía en la construcción del Estado, como ya ocurriera durante la romanización de la Península Ibérica. Córdoba vuelve a convertirse en centro de poder, pero sobre todo en eje de la cultura, la filosofía y la ciencia, alcanzando una proyección internacional hasta entonces desconocida.

El desarrollo de Qurtuba discurriría paralelo a las luchas políticas y al mismo devenir político y administrativo de al-Andalus, el Estado creado por los musulmanes en la Península Ibérica. La construcción de edificios públicos, tanto de carácter administrativo como político, marcaría diferentes épocas para llegar a nuestros días como un todo.

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